El Camino de Santiago en bici - 2010

Esta entrada me hace especial ilusión, ya que os voy a contar mi experiencia con el Camino de Santiago, de hace ya algunos años.

En 2010 me animé con este reto, inspirado por un compañero de trabajo, que lo realizó unos meses antes que yo y que me ayudó, dejándome las alforjas para la bici. En aquel momento lo vi como toda una aventura y sin duda que lo es.

bici
Mi compañera de viaje

Preparativos

Para no echarme atrás, simplemente opté por comprar un vuelo de vuelta de Santiago con la suficiente antelación y, ¡ya está! Así me obligué a planificar el resto del viaje.

Si bien el Camino Francés en su vía por Navarra comienza en Saint-Jean Pied-de-Port, esto me forzaba a viajar a Pamplona y luego, buscar transporte hasta Francia, para luego volver en bici a Pamplona. Así que opté por comenzar en la capital Navarra. Para llegar tenía varias opciones: tren, coche de alquiler o autocar. Descarté el tren, porqué no todos los trenes permitían el transporte de la bici y además, tenía que hacer transbordos. Opté por el autocar, al ser la opción más económica.

Antes de marchar, fui a la oficina de Amigos del Camino, en mi ciudad, para obtener la credencial del peregrino. Esta cartilla es donde os ponen los sellos de los albergues o establecimientos por donde paséis. Os la pedirán en la oficina del peregrino, en Santiago, para daros la Compostela, documento que acredita que habéis hecho el Camino. También la encontraréis en las iglesias del Camino y en los albergues.

Bueno, y dos cosas fundamentales, si queréis hacer el Camino en bicicleta: primero, realizad un entreno previo en condiciones, de forma que consigáis hacer rodajes de al menos 40 km sin demasiados problemas. No soy un experto ciclista pero sé que cualquier persona puede hacer el Camino, con un mínimo de preparación y estado de forma. Segundo, haced una puesta a punto de la bicicleta en un taller de confianza, o vosotros mismos, si tenéis conocimientos de mecánica de bicis.

También es importante que minimicéis al máximo el equipaje a llevar. Pensad que llevaréis el equipaje en unas alforjas, en la misma bici, de forma que a más peso, más os costará avanzar. ¡Y ya no os digo en las cuestas!


Viaje

Una vez en Pamplona, después de los nervios del viaje, y algunos problemillas técnicos con la bicicleta, comencé el Camino. Cuando salí de la ciudad y empecé a rodar por caminos que no conocía, en pleno campo, tuve una sensación que aún hoy recuerdo: comenzaba una aventura, no sabía dónde dormiría esa noche ni cómo iría todo

Pamplona

Pues bien, esa primera noche la pasé en Puente la Reina, entre ronquidos de dos extranjeros, en una habitación que olía a pies y sin apenas pegar ojo.

En la segunda etapa, pinché un par de veces, la primera cerca de Estella, donde los amigos de "Pasico a Pasico" me ayudaron enormemente. Al poco de salir de Estella, volví a pinchar con un calor que te morías, me sentía muy agotado del viaje del día anterior y de la primera etapa, y me plantee volver. Pero al final me encontré con Mónica, Ximo, Steffi y Geti, junto a los que conseguí llegar a Logroño. Este momento fue decisivo para mi.

En ruta a Logroño

Al día siguiente se nos unió un rato Javi, de Murcia, que al poco nos adelantó. Seguí con este grupo y llegamos a Nájera, un precioso pueblo, antigua capital del reino de Navarra. Pasamos también por Santo Domingo de la Calzada, donde vimos a la gallina y al gallo de la Catedral, y llegamos a Belorado.

Justo antes de subir los Montes de Oca, en Villafranca, las alforjas me dieron muchos problemas, y Félix, un asturiano que viajaba con su mujer, me ayudó a reajustarlas.

Llegado al monasterio de San Juan de Ortega, decidí dejar el grupo para avanzar más rápido (ya le cogía el ritmo al Camino), más que nada porque debía llegar a Santiago antes del día de vuelta de mi vuelo, y íbamos a un ritmo algo relajado.

Cerca de Atapuerca, antes de Burgos, me uní a Miguel de Barcelona, Javi de Murcia y a Toño y su hijo Ángel de la Rioja. Estábamos en una fuerte subida, coronada por una cruz, donde la gente se hacía fotos. Fue un momento increíble, porque muy cerca había un cercado que delimitaba una zona militar, dónde apareció de repente un tanque del ejercito (estarían de maniobras o igual buscaba una gasolinera...)

Catedral de Burgos

Permanecí con este pequeño grupo hasta llegar a Santiago. Una gente muy maja con la que compartí cenas en los albergues del Camino, visitas a los pueblos y cañas y tapitas. Sobretodo destaco la noche que pasamos en el barrio Húmedo, de León, o las Rianxeiras que cantaban unas chicas en Sarria, mientras tomábamos algo en un bar.

Subí el Cebreiro, la subida más dura de todo el Camino, junto a Toño y Ángel. Fue una cuesta muy dura, ya que el camino estaba bastante impracticable y tuvimos que desmontar en algunos tramos. Las vistas a los valles eran preciosas y la llegada arriba espectacular, porque entrabas ya en Galicia y porque recuerdo un pueblecito de piedra envuelto en la niebla y con muchos peregrinos. El bocadillo de lomo con queso y la coca cola fueron merecidísimos.

Una vez entrado en Galicia, todo se volvía más verde, y sentías que estabas llegando al final.

En Melide, en la famosa pulpería Ezequiel, nos juntamos todos los peregrinos que íbamos en bici, más o menos al mismo tiempo.

Tras algún que otro percance más (se me rompieron unos radios y tuve que buscar un taller para reparar la rueda) llegamos a Santiago, más o menos todos a la vez. Algunos continuaban hasta Finisterre, para llegar al final del mundo.

La llegada a la plaza de la Catedral de Santiago tiene algo de especial, mezcla de la emoción y tristeza por acabar el viaje.

Os recomiendo que entréis a la misa y veáis el botafumeiro en acción, a mi al menos me impresionó bastante verlo danzar, con la música del órgano y toda la gente mirando y haciendo fotos.

Catedral de Santiago de Compostela

Lo mejor del Camino fue la gente que conocí, con la que compartí una buena parte de esta ruta milenaria. Al hacerlo en bicicleta, acabas coincidiendo con un grupo de ciclistas que te van adelantando y, al día siguiente, los adelantas tú, de forma que acabas coincidiendo bastante con ellos.

Si alguien se anima, le recomiendo hacer el Camino sólo. Es la mejor manera de conocer gente, abrirse a los demás y vivir la esencia del Camino.

Entrada dedicada a:

Miguel, Javi, Toño, Ángel, Félix y su mujer, Ximo, Mónica, Steffi y Geti, los ciclistas Canarios, y todos los integrantes de Pasico a Pasico.

El grupo de ciclistas

Para que os hagáis una idea, os pongo las etapas que realicé. Es importante que tratéis de planificarlas con antelación para haceros una idea aproximada de los días necesarios. Luego es cuestión de manejar cierto margen, ya que al final siempre hay imprevistos y no las acabas siguiendo al cien por cien.


Dia 1 – Pamplona - Puente de la Reina 25 km
Día 2 – Puente de la Reina – Logroño 72.8 km
Día 3 – Logroño – Belorado 71.8 km
Día 4 – Belorado – Hornillos del Camino 70.3 km
Día 5 – Hornillos del Camino – Calzadilla de la Cueza  84.5 km
Día 6 – Calzadilla de la Cueza – León 78.6 km
Día 7 – León – Rabanal del Camino  66.8 km
Día 8 – Rabanal del Camino – Trabadelo  67.2 km
Día 9 – Trabadelo – Sarria  60.9 km
Día 10 – Sarria – Melide 61.1 km
Día 11 – Melide – Santiago de Compostela 54.3 km




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