De Barcelona a Sant Cugat por Collserola

¿Quién dice que la montaña queda lejos? Si vives en Barcelona, o alrededores, tienes la Serra de Collserola a tiro de piedra. Os proponemos una ruta sencilla, que une la ciudad condal con Sant Cugat del Vallés, cruzando el parque de Collserola. Son apenas catorce Km, en los que podréis dejar atrás el ajetreo de la ciudad, hacer algo de deporte y disfrutar de la naturaleza.

El primer tramo consiste en la subida, desde Barcelona, hasta "las alturas". En nuestro caso hemos accedido por la Vall de Can Masdeu, iniciando nuestro recorrido en la plaza Karl Marx. Unas calles más arriba, en la Carretera Alta de Les Roquetes, se encuentra el camino de Sant Llàtzer que pasa por los huertos urbanos de Can Masdeu. Este camino sube hasta llegar al tramo de la Ronda Verda que bordea Collserola.

A continuación, hay que seguir este agradable paseo, bordeando la sierra y disfrutando de las vistas de la ciudad. Muchos ciclistas y caminantes se nos cruzarán por el camino.



En un punto de esta pista, que es ancha y está bien cuidada, sale un sendero a la derecha, marcado con unas flechas amarillas (Camí de Sant Jaume o Camino de Santiago) también indicado en Rojo-Blanco como GR-6. Este camino de Gran Recorrido un Barcelona con Montserrat, pasando por Sant Cugat.

Ahora nos internamos en los bosques, una de las partes que más me gusta, ya que dejamos atrás cualquier rastro de ciudad.



El camino no es muy largo, y al poco llegaremos a otra pista bien cuidada. Siguiendo todo el rato las flechas amarillas, pasaremos una pequeña urbanización y volveremos a atravesar un pequeño bosque, que comenzará a hacer bajada y dónde quizás tengamos alguna dificultad, en el tramo final, para descender. Llegamos a la bonita ermita de Sant Medir y a su fuente, lugar ideal para hacer una parada.



El camino sigue, ahora convertido en pista, en dirección Sant Cugat. Tendremos la oportunidad de ver algunos lugares interesantes: en un desvío a la derecha, que nos llevará tan sólo unos minutos, encontraremos la ermita de Sant Adjutori, de forma redonda, así como un horno Ibérico.



Más adelante, antes de llegar a la masía de Can Borrell (un restaurante al que queremos ir, por cierto), también nos podemos desviar a la izquierda, para después de unos 15 minutos, ver el pantano de Can Borrell. Es una pequeña sorpresa: una pantano en Barcelona!! Vale la pena el desvío.



Una vez pasado Can Borrell, veremos una gran extensión de campos a la derecha del camino. Más adelante, volvemos a entrar en los árboles, para llegar al tramo final, dónde encontraremos el Pi d'en Xandrí, un pino de más de doscientos años de antigüedad, que está apuntalado por varios troncos.
También es posible que durante la ruta, nos encontremos con algún que otro animal. Con suerte quizás veamos algún jabalí. En nuestro caso, nos topamos con cuatro jinetes montando unos preciosos caballos.



En el tramo final, podemos desviarnos a mano izquierda para ver la Torre Negra, una masía fortificada de origen medieval, actualmente propiedad privada.

Y ya está, llegamos a Sant Cugat! Sólo queda dirigirnos a los Ferrocarriles, para volver a Barcelona, después de una agradable excursión.



La Playa de las Catedrales

En agosto de 2012 y con motivo de una boda, hicimos una escapada a Galicia. Nos alojamos unos días en la casa familiar materna, situada cerca de Becerreá con unas vistas privilegiadas sobre los Ancares. Nos recomendaron ir a la Playa de las Catedrales situada en Ribadeo, así que cogimos carretera y manta y nos dirigimos hacia allí. Lo primero que hay que tener en cuenta son las mareas. Informaros bien antes de ir sobre los horarios de la marea alta y la marea baja, porque cuando la marea está alta no podréis acceder a las playas. Nosotros nos informamos en la oficina de turismo de Lugo.

Considerada una de las playas más bonitas del mundo, merece la pena desplazarse hasta aquí. Cuando la marea está baja se pueden contemplar los acantilados y curiosas formaciones esculpidas por la erosión del agua y el viento. Se pueden apreciar desde grietas en la roca hasta cuevas marinas o lenguas de arena que discurren entre altas rocas. Pero lo más espectacular son los arcos y bóvedas tallados en la roca que recuerdan a los arcos de las catedrales.



Otra cosa curiosa de ver cuando la marea está baja es la vida marina que queda expuesta en las rocas. Cientos de mejillones quedan descubiertos ante la mirada curiosa de turistas y locales que cada día se acercan a estas maravillosas playas.

Uno de los lugares más bonitos y mágicos que he visto en mi vida! No dejéis de ir si tenéis la oportunidad! Sólo tenéis que echar un ojo a los horarios de la marea!