¡SUMO!

¡Hola otra vez! Hace tiempo que queríamos hablaros del Sumo, ese deporte/arte marcial de lucha originario de Japón.

En nuestro viaje por tierras niponas tuvimos la suerte de poder asistir a uno de los tres torneos que se celebran anualmente en Tokyo, en el estadio de Ryōgoku Kokugikan. Este estadio es también conocido como el Salón del Sumo y tiene un aforo de 13000 personas.

Estadio de Ryōgoku Kokugikan

Es bastante chulo por dentro y, como veis, se llena hasta arriba. El torneo dura prácticamente todo el día, pero en las primeras horas los que compiten son los luchadores más noveles.

Para los japoneses el sumo es algo más que un deporte, ya que mantiene ciertas ceremonias antes del combate así como parte de la antigua tradición sintoísta (religión original japonesa).

Los combates en si son cortos, ya que el primero en caer o salir del circulo que hay en el ring o dohyō queda eliminado. También se elimina a un rikishi o luchador en caso de utilizar una técnica ilegal y también en el caso de perder el mawashi (vestimenta).

Luchadores noveles forcejeando

En la foto anterior competían dos luchadores noveles. Como veis, el árbitro no les quita ojo de encima. También es el encargado de hacer la pequeña ceremonia antes del combate, que consiste en una especie de canto japonés.

Sobre el mediodía empieza el torneo de verdad: los luchadores de élite hacen acto de presencia y, en círculo, saludan al público.

La verdad es que son unos tipos imponentes que causan bastante respeto. Para ganar y mantener el peso, estos luchadores siguen una dieta hipercalórica bastante bestia a base principalmente de chanko-nabe, un cocido que admite todo tipo de carnes, pescados, huevos... Y entre comida y comida, siestas de campeón, para gastar lo mínimo y engordar lo máximo.

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Saludo de los rikishi

Estos combates eran de lo más interesante, incluso antes de comenzar. Los luchadores se ponen uno frente a otro y, cuando parece que van a comenzar, se retiran a su rincón, vuelven, tiran sal por el ring para purificarlo, se dan golpes y miran fijamente al rival. Toda una guerra psicológica antes de la lucha, que suele durar mucho menos que el previo.

Eso si, cuando empieza el combate, es todo un espectáculo. Están prohibidos los golpes con la mano cerrada, atacar a los ojos o tirar del pelo. Pero mamporros con las manos abiertas a la cara se ven bastantes y ¡son una pasada! 


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Combate de sumo


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Combate de sumo

A la salida del torneo pudimos comprobar la admiración y el respeto que le tienen los japoneses a sus luchadores. La gente les pedían autógrafos y fotos y ellos amablemente correspondían a sus fans.

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Luchadores a la salida del estadio

Para despedirnos, os dejamos un vídeo que hemos encontrado, donde se ve que no todo es fuerza en el sumo. Hasta la próxima!


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Dinamarca 3 - Billund y Legoland


Seguimos con la ruta por Dinamarca y esta vez paramos en el pueblo de Billund en la península de Jutlandia. Hace casi un siglo, vivía en este pueblo un carpintero pobre llamado Ole Kirk Christiansen que hizo crecer su empresa familiar hasta convertirla en una de las compañías de juguetes más conocidas del mundo, LEGO.

A un kilómetro de Billund, en 1968 abrió sus puertas el parque temático Legoland donde se pueden encontrar reproducciones de pueblos y edificios famosos como la Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad hechas con millones de piezas de lego. También hay varias atracciones para pequeños y adultos, aunque os avanzamos que nada que ver con las de Port Aventura :P

Como nos encantan los parques de atracciones al final decidimos ir para allí sin previa organización. Como no teníamos ningún alojamiento reservado, nos encaminamos hacia la oficina de turismo del pueblo donde nos atendió una chica amabilísima que nos encontró alojamiento en casa de un matrimonio que vivía en una urbanización muy tranquila a pocos kilómetros de allí. Una vez hecha la reserva, la chica nos explicó que ese día era la western night y que la entrada al parque costaba 10 euros a partir de las 17:30 (en vez de los 40 euros que cuesta la entrada normal) y que esos 10 euros nos los devolvían en comida y bebida dentro del parque. A partir de las 19:30 la entrada es gratuita pero las atracciones cierran a las 20:00 con lo cual no nos iba a dar tiempo a mucho. Así que decidimos aprovechar la western night y entramos al parque a las 17:30. La western night se celebra todos los jueves entre el 2 y el 30 de julio. Podéis encontrar más información en este link:

http://www.legoland.dk/en/Plan/Events--Concerts/Western-Evening/?month=6&year=2015

Primero decidimos montar en las atracciones ya que las cerraban antes y después ya admiraríamos las esculturas. Montamos en varias montañas rusas (hubo una que nos gustó especialmente en la que el vagón de la atracción se para dentro de un túnel y cuando piensas que la atracción se ha acabado, de repente hace una pequeña caída libre ¡eso no lo esperábamos!). También hay varias atracciones de agua tipo Tutuki splash y una de caída libre.

Cuando ya no nos dejaron montar en más atracciones, nos decidimos a explorar el parque. Nos encantó el monte Rushmore:

Monte Rushmore
La escultura de Toro Sentado era impresionante:

Parque de atraccones Legoand - Indio
Toro Sentado
Y como buenos frikis que somos, no pudimos menos que entretenernos en el área dedicada a Star Wars, aquí os dejo un video que seguro hará las delicias de sus fans:



Y como no un primer plano del halcón milenario:

Parque de atracciones Legoland - Halcón milenario
Halcón milenario
entre muchos otros.

Para rematar el día y como era la western night, nos fuimos a una cantina a comer costillas con salsa barbacoa mientras disfrutábamos de música en vivo.

Finalmente nos dirigimos hacia nuestro hogar adoptivo para esa noche y al llegar nos recibió un matrimonio encantador. Estaban en el jardín tomando una copa de vino y nos invitaron a unirnos a ellos. El jardín era grande con una fuente de agua y una barbacoa en la que aún brillaban algunas brasas. La habitación era preciosa (era como una casita adosada a la suya), con baño propio, una pequeña sala de estar con microondas, kettle y café y té. La cama era grande, con cuatro postes de los que colgaban unos candelabros con velas. Un ambiente muy romántico y acogedor.

Después de una conversación agradable con nuestro anfitriones, decidimos retirarnos a la habitación para descansar después un largo día!

Waikiki o Cala Fonda y la cala de la Roca Plana

¿Costa Brava o Costa Daurada? Bueno, bueno, ¡tranquilos! No queremos iniciar ninguna guerra entre ambas, pero voy a deciros que yo siempre tendré un especial cariño por la segunda, donde siempre he veraneado. En concreto en las playas de Torredembarra, de las que tengo pendiente hacer una entrada.

Sin embargo, hoy os queremos enseñar un par de calas en la Costa Daurada: se trata de la cala de la Roca Plana y la Cala Fonda (o Waikiki). Estas dos preciosas calas son una pasada y están bastante escondidas. Parte de la gracia es el camino para llegar a ellas, atravesando unos bosques de pinos, que evita que estén masificadas.

Son dos calas naturistas o nudistas, donde sin embargo, se puede estar perfectamente en bañador sin ningún problema.

Cala Fonda o Waikiki

Para comenzar, nos dirigimos a Tarragona (AP-7 o N340). Si vamos por la autopista, hemos de salir en Torredembarra y, en la rotonda, salir por la salida dirección Tarragona/N340. A continuación, pasado Altafulla, hemos de coger la salida que indica la Playa de la Móra. En el cartel veremos el típico dibujo de Playa y Camping. A partir de aquí, seguir las indicaciones al camping "Torre de la Móra", hasta que llegamos a la entrada del mismo (hay una barrera que cuando fuimos nosotros estaba levantada). Dejamos por aquí el coche y tomamos el camino opuesto al camping, cerrado con una cadena para prohibir el paso de los coches y marcado como propiedad privada. En apenas dos minutos llegamos a una entrada, con una verja, hacia una zona boscosa. Por aquí había un cartel con información de la zona, pero estaba roto cuando fuimos. 

En este punto comienzan los senderos a través del bosque de pinos y se tarda unos 10 o 15 minutos en llegar a la primera playa, la cala de la Roca Plana. No está señalizado, pero con un mínimo de orientación, llegas fácilmente a la cala. Como mucho daréis algún pequeño rodeo.

Cala de la Roca Plana
Esta primera Cala no era el objetivo final pero nos gustó tanto o más que la Cala Fonda. Es mas estrecha, y dividida en pequeñas calas, que le dan un encanto especial. El mar, las rocas y los bosques de pinos hacen de este un lugar precioso. Es recomendable ir preparados (comida, bebida, etc..) ya que no encontraremos ningún tipo de servicio en el lugar. Además, como tiene los bosques al lado, en las horas de mayor calor nos podemos retirar a las pinedas, y instalarnos para descansar un rato del sol (comer, echar una siesta, etc..). Había quien colgaba hamacas entre los pinos, ¡el relax definitivo!

Siguiendo por las pistas, entre los pinos, a 5 o 10 minutos más llegaremos a Waikiki. Por el camino tenemos unas vistas más elevadas de la Roca Plana, con la Torre de la Móra al fondo.

Vistas de la cala de la Roca Plana y la Torre de la Móra al fondo
Y por fin, llegamos a Waikiki. Para acceder hay que buscar el camino que baja, aproximadamente por la mitad de la cala. Hay que ir con cuidado en algunos puntos, donde las rocas resbalan un poco, pero se puede bajar bien. Esta cala es bastante más ancha que la anterior, lo que a nuestro parecer le restaba cierto encanto. Sin embargo, en la parte sur se aprecia una pared preciosa de acantilado y está mucho más honda o "fonda", encajonada y de más difícil acceso, con otro encanto especial.



Os recomendamos que vayáis a descubrir estas dos joyas, son unas playas perfectas para pasar un día con familia o amigos y también un lugar mágico para compartir en pareja.

¡Ah! No os dejéis las zapatillas de deporte para los caminos por el bosque.