Isla de Cat Ba y bahía de Lan Ha

Vamos a seguir narrando nuestras aventuras vietnamitas. En esta entrada, os queremos hablar de la isla de Cat Ba, ubicada en la famosa Bahía de Halong. Quizás hayáis visto alguna vez fotos de montañas redondeadas, surgiendo del agua y formando un paisaje precioso. Pues ésa es. Aunque nosotros no fuimos, en realidad visitamos la bahía de Lan Ha, que como veis en la foto, también es muy bonita.

La bahía de Lan Ha

Para llegar a la isla, la mejor opción es en barco, via Hai Phong, a donde llegamos en bus desde Hanoi. También se puede ir desde Halong City, al norte, pero leímos algunas cosas que no nos gustaron en la guia y lo vimos complicado, así que optamos por la forma más fácil.

La llegada fue toda una odisea, ya que salimos de Sapa (al noroeste del país) sobre las 22:00 para llegar a Hanoi a eso de las 4:00. Cogimos un taxi (negociando el precio, por supuesto) para que nos llevase a otra estación de bus, desde donde salían los buses de la compañia Hoang Long. Estos incluyen el transporte en bus a Hai Phong, el traslado en barco a Cat Ba y el bus por la isla, para llegar a la capital. Llegamos casi a las 12:00, así que muuy cansados. Y para colmo, nos cayó un chaparrón nada más salir del bus.

En la isla, lo teníamos todo organizado: como ibamos a estar día y medio y viendo lo que se tarda en transportes, optamos por contratarlo todo y asi aprovechar al máximo la estancia. Para ello, reservamos un pack con la empresa Blue Swimmers (otra recomendación de la Lonely :)) y la verdad es que acertamos. El pack de 130 $ incluía los transportes internos, el kayak, las dos comidas, una cena y un desayuno (bebidas a parte), la ruta en bici y la excursión al parque Nacional (entrada incluida), así como el acompañamiento en todo momento de un guía (mención especial para nuestro guía, un crack super en forma y siempre con una sonrisa). ¡Ah!, también nos entraba un alojamiento en unas cabañas, pero finalmente nos lo cambiaron por unos bungalows muy chulos en un resort de una islita preciosa, en plena bahía. Las pegas son: que el guia nos llevó a un ritmo muy alto, que con el calor y el ejercicio físico yo creo que nos hizo adelgazar lo menos 3 kilos y que en las habitaciones no había aire acondicionado, porque la empresa es ecologista. Pero lo demás muy bien.

Resort
La playita del resort

De la visita destacamos la sesión de kayaking por la bahía de Lan Ha, una experiencia inolvidable. Esta bahía es más pequeña que la famosa Halong, pero similar a nivel de paisaje. Y al ser menos conocida, los guias no pagan licencia, por eso algunos tours optan por operar aquí. También es menos turística (apenas vimos gente) y está más limpia (había alguna que otra basura, y daba una lástima increíble... no quiero pensar si Halong estará más sucia).

kayak en Lan Ha
Aquí tenemos a Vane tratando de aguantar el ritmo de nuestro guía, a la derecha

Entre las diversas islas, nos ibamos encontrando con pequeños poblados flotantes de pescadores, y nos cruzamos varias veces con los locales, que siempre nos saludaban amablemente.

Floating village
Uno de los pueblecitos flotantes que pueblan estas aguas


El segundo día, hicimos otra sesión de kayak, hasta llegar a una playa y coger las bicis. Tras una ruta de unos 20 minutos, llegamos a una aldea al inicio del Parque Nacional, donde tomamos algo. Aquí, nuestro colega el guía, nos advirtió de lo que encontraríamos en la montaña que íbamos a subir: ¡Arañas! Había una enorme en su tela, al lado del bar donde estábamos. Siempre les he tenido miedo a estos animalitos, y a punto estuve de echarme para atrás, pero junto a Ben y Mary (la pareja que compartía el tour con nosotros) nos encaminamos montaña y jungla arriba.

El guia no nos engañaba, había unos arañotes considerables. Encima, de tres tipos: las grandes en sus telas, quietas ellas a la espera de cazar algun bichejo o turista despistado; las de patas largas y cuerpo minúsculo, que iban andando por entre las rocas, como si fuesen criaturas de una película de Ghibli y que el guía comentó (no sé si en broma o en serio) que eran venenosas y, ya para colmo, unas que volaban o planeban. Vamos, un infierno para mí. pero aún así seguía queriendo llegar arriba de todo, así que fuimos subiendo poco a poco, con mil ojos, no se nos fuera a subir encima una de estas amiguitas.

spider
Uno de los animalitos que nos observaban mientras subíamos la montaña

Después de superar un considerable desnivel en poco espacio ( la montaña era de sólo unos 300 metros) con un calor sofocante, llegamos a la cima. La verdad es que las vistas valieron la pena.

Cat Ba views
Las vistas de la selva y la bahía, desde lo alto de la montaña

Y aquí termina nuestra aventura por Cat Ba. Bueno, en realidad la vuelta fue otra odisea de seis horas hasta Hanoi, pero como ya nos estábamos acostumbrando.... Además, un vietnamita muy simpático y que hablaba inglés nos amenizó la vuelta, charlando bastante con nosotros.

Esperamos que os haya gustado esta entrada. Aún nos quedan más cosas que contar de este fascinante país, así que, ¡nos vemos pronto!

1 comentario :

  1. La experiencia es fantástica, gracias por compartirla porque me gustaría mucho ir en algún momento para allá

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